Es cuestión de nombre
Julio 2003. Partí sola a España a mochilear por un mes. La primera vez que viajaba sola a recorrer otro país, y más encima en otro continente...pero al menos estaba en mi idioma.
Bueno, pleno invierno en Santiago, salí como oso polar de mi casa y cuando me bajé del avión habían 37 grados. Preguntando llegué a buscar alojamiento al barrio Sol: entre callecitas de adoquines y decenas de cafés y bares para escapar del calor, había pocas y caras ofertas de alojamiento.
Después de tantas horas de vuelo, con mochila para un mes al hombro y con esa temperatura no tenía muchas ganas de seguir buscando.
Llegué a un edificio y en el segundo piso daban alojamiento. Subí a conocer el lugar; colorada como tomate, lo miré y al preguntar el precio caché que no me podría quedar. Le expliqué que andaba buscando algo más barato y le dije que seguiría mirando. Él como que se apiadó de mi y me bajó un poco el precio, pero incluso así no podía ser.
Muy españoladamente me dijo "Anda tía, que si quieres me dejas tu mochila y vas a buscar para que andes más liviana y luego vienes cuando encuentres algo". Lo miré algo extrañada y dije: ¿Cómo te llamas? "Jesús " respondió. Alguien que se llame Jesús no puede ser tan malo, pensé y dije "Bueno!". Fuimos a una piecita y dejé mi mochila. Cerró la puerta y me acompañó a la salida. Gracias. Hastalogo.
Y partí liviana y feliz a buscar un lugar. Después de un rato me pasé el rollo flash de lo que podía pasar: perderme y no volver a encontrar ese hostal (no me fijé ni en el nombre de la calle); si llegaba de memoria -cosa para lo que soy buena- y no me abría; si me pasaba la mochila y yo me iba y después cachaba que el loco me había robado parte de la plata que llevaba ahí.
Filo, decidí encontrar algo rápido para ir a buscar mi mochila luego. Así fue, encontré el lugar perfecto y volví por lo mio. Cuando llegué a su puerta Jesús me abrió con una sonrisa, fui por mi bolso, conversamos un rato, me invitó una bebida y me acompañó a la puerta.
Cuando volví, la Gabita me dijo que Jesús era un nombre muy común allá. Pero para mi no lo era.
Bueno, pleno invierno en Santiago, salí como oso polar de mi casa y cuando me bajé del avión habían 37 grados. Preguntando llegué a buscar alojamiento al barrio Sol: entre callecitas de adoquines y decenas de cafés y bares para escapar del calor, había pocas y caras ofertas de alojamiento.
Después de tantas horas de vuelo, con mochila para un mes al hombro y con esa temperatura no tenía muchas ganas de seguir buscando.
Llegué a un edificio y en el segundo piso daban alojamiento. Subí a conocer el lugar; colorada como tomate, lo miré y al preguntar el precio caché que no me podría quedar. Le expliqué que andaba buscando algo más barato y le dije que seguiría mirando. Él como que se apiadó de mi y me bajó un poco el precio, pero incluso así no podía ser.
Muy españoladamente me dijo "Anda tía, que si quieres me dejas tu mochila y vas a buscar para que andes más liviana y luego vienes cuando encuentres algo". Lo miré algo extrañada y dije: ¿Cómo te llamas? "Jesús " respondió. Alguien que se llame Jesús no puede ser tan malo, pensé y dije "Bueno!". Fuimos a una piecita y dejé mi mochila. Cerró la puerta y me acompañó a la salida. Gracias. Hastalogo.
Y partí liviana y feliz a buscar un lugar. Después de un rato me pasé el rollo flash de lo que podía pasar: perderme y no volver a encontrar ese hostal (no me fijé ni en el nombre de la calle); si llegaba de memoria -cosa para lo que soy buena- y no me abría; si me pasaba la mochila y yo me iba y después cachaba que el loco me había robado parte de la plata que llevaba ahí.
Filo, decidí encontrar algo rápido para ir a buscar mi mochila luego. Así fue, encontré el lugar perfecto y volví por lo mio. Cuando llegué a su puerta Jesús me abrió con una sonrisa, fui por mi bolso, conversamos un rato, me invitó una bebida y me acompañó a la puerta.
Cuando volví, la Gabita me dijo que Jesús era un nombre muy común allá. Pero para mi no lo era.
1 Comments:
Gabyyyyy
Felicitaciones!!!
Cuántas cosas así has pedido?
o hay que tener cuidado con las cosas que se te piden?
mil besos,
Romi
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