viernes, noviembre 11, 2005

Es cuestión de nombre

Julio 2003. Partí sola a España a mochilear por un mes. La primera vez que viajaba sola a recorrer otro país, y más encima en otro continente...pero al menos estaba en mi idioma.

Bueno, pleno invierno en Santiago, salí como oso polar de mi casa y cuando me bajé del avión habían 37 grados. Preguntando llegué a buscar alojamiento al barrio Sol: entre callecitas de adoquines y decenas de cafés y bares para escapar del calor, había pocas y caras ofertas de alojamiento.

Después de tantas horas de vuelo, con mochila para un mes al hombro y con esa temperatura no tenía muchas ganas de seguir buscando.

Llegué a un edificio y en el segundo piso daban alojamiento. Subí a conocer el lugar; colorada como tomate, lo miré y al preguntar el precio caché que no me podría quedar. Le expliqué que andaba buscando algo más barato y le dije que seguiría mirando. Él como que se apiadó de mi y me bajó un poco el precio, pero incluso así no podía ser.

Muy españoladamente me dijo "Anda tía, que si quieres me dejas tu mochila y vas a buscar para que andes más liviana y luego vienes cuando encuentres algo". Lo miré algo extrañada y dije: ¿Cómo te llamas? "Jesús " respondió. Alguien que se llame Jesús no puede ser tan malo, pensé y dije "Bueno!". Fuimos a una piecita y dejé mi mochila. Cerró la puerta y me acompañó a la salida. Gracias. Hastalogo.

Y partí liviana y feliz a buscar un lugar. Después de un rato me pasé el rollo flash de lo que podía pasar: perderme y no volver a encontrar ese hostal (no me fijé ni en el nombre de la calle); si llegaba de memoria -cosa para lo que soy buena- y no me abría; si me pasaba la mochila y yo me iba y después cachaba que el loco me había robado parte de la plata que llevaba ahí.

Filo, decidí encontrar algo rápido para ir a buscar mi mochila luego. Así fue, encontré el lugar perfecto y volví por lo mio. Cuando llegué a su puerta Jesús me abrió con una sonrisa, fui por mi bolso, conversamos un rato, me invitó una bebida y me acompañó a la puerta.



Cuando volví, la Gabita me dijo que Jesús era un nombre muy común allá. Pero para mi no lo era.

1 Comments:

Blogger elojonoincomoda said...

Gabyyyyy
Felicitaciones!!!
Cuántas cosas así has pedido?
o hay que tener cuidado con las cosas que se te piden?
mil besos,
Romi

10:37 a. m.  

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