martes, enero 03, 2006

El apretón de manos

Manuel Torres vio la muerte y la vio tomado de mi mano.

Estábamos sentándonos a trabajar cuando sentimos un choque. Volteamos y vemos un cuerpo volar y desplomarze en el suelo. Yo salí corriendo mientras la PiLi llamaba una ambulancia.

¡Tranquilo, no te muevas. Ya llamamos a una ambulancia! ¿Estás bien? ¡No, no te muevas! Le tomo la mano y le sujeto la cabeza. Hay gente al rededor. Todos dicen algo; sobrepuestos, contradictorios. Le sacan el casco, él parpadea, mueve los ojos, se queja. Le apreto la mano. Chequean que siente las piernas y que las mueve. Él me aprieta la mano. Le duele. Le toco la cara. Le toco las costillas, le vibran.

Llegan los carabineros, y de la ambulancia nada. Como yo tenía su mano, pensaron que yo sabía...me tocó buscar su carne, llamar a su jefe (ojo, no su familia sino su pega), hablar con los pacos. Y él se ponía peor con el rato. Empezó a traspitar helado, tener la saliva más espesa -sé que suena mal, pero así fue. Lo vi- Un taxista paramédico y un enfermero le tomaban el pulso. Manuel estaba cada vez más pálido y más ido. Casi 25 minutos después llegó el Samu.

Qué donde lo llevan, ¿ su empresa tiene convenio con la Mutual? ¡Qué se yo! Llévenselo luego, por favor.

De nuevo hablo con el jefe. La ambulancia debe irse. Los vidrios están por toda la calle, su moto partida en dos. La camioneta doblada y con el parabrisas roto. La ambulancia prende su sirena y se va contra el tránsito mientras carabineros ordena.

Pronto vuelven a pasar los autos. La gente se dispersa. Sólo quedan los involucrados que, entre paréntesis, eran muy guachones.

Quedé tiritona.

No podía creerlo. Cómo me apretaba la mano. Se angustió tanto. Me la apretaba. Tenía miedo, teníamos miedo.

Lo primero que dijo su jefe fue "Puta la wea!" ¡Cómo! ¡Se nota que no estuvieron ahí!

La sensación no se me pasó por mucho rato.

El resultado: Manuel se fracturó la columna, no sé si en una o dos partes. Parece que se fracturó una costilla que atravesó su higado y llegando a la posta lo tuvieron que operar. Lo operarían de nuevo el día subsiguiente. ¿Cómo lo supe? porque llamé a su jefe. Qué tremendo, lo voy a ir a ver.