lunes, julio 03, 2006

Anger Control Management

En la puerta de la cocina de mi casa a la altura de un metro veinte más menos hay un orificio redondo que lleva años ahí. Cuando era más pequeña tenía serios problemas de control de emociones.

Una vez estaba peleando con mi hermano y él se fue en la mitad de la discusión y me dejó hablando sola, lo que yo catalogué como un agravio de proporciones. Se fue camiando tranquilamente a su pieza y yo fui corriendo a la cocina, agarré una escoba y partí tras él a hacerme escuchar bajo cualquier circunstancia. Cuando voy alcanzándolo, él entra a su pieza y me cierra la puerta en la cara y el palo de escoba que estaba destinado a su cabeza terminó perforando la puerta.

Atónito por el ruido abre la puerta y ve mi cara de estupefacta. Algo se había apoderado de mi y recién despabilaba. Mi mamá se preocupó muchísimo por mi reacción y decidió nunca cambiar esa puerta para que yo cada vez que la viera recordara a donde mi ira descontrolada me podía llevar. Incluso la puerta sobrevivió a la remodelación de la casa y mi vieja dictaminó que debía ser en un lugar incluso más concurrido. Así que ahora cada vez que entro a la cocina me rio avergonzadamente por dentro.

6 Comments:

Blogger Matías said...

Jajajaa
que buena la historia...

Yo una vez rompí una puerta de un closet, y mi viejo me obligó a repararla. Rota quedaba mucho mejor...
Saludos del sur

3:58 p. m.  
Blogger eduardobravo said...

Que heavyy! com una escoba atraviesa una puerta q raro....y q buena lección la de tu mamá, de dejar la puerta así.

saludos amiga telápata, y espero tu llamada fantasma denuevo cuando me sienta en aprietos jaja

6:35 p. m.  
Blogger Malayo said...

Una fotografía famosa tomada después del paso del huracán Flora por Cuba en los 60 s muestra una palmera atravesada por una tabla. Testimonio de la fuerza del viento.

7:02 p. m.  
Blogger Diarios del Monociclo said...

Buena la terapia de tu madre, mejor que el "Gusfraba" de Jack Nicholson.

8:14 a. m.  
Blogger Alejandra said...

Jajajaja me reí mucho con la historia... yo una vez (de cabra chica) jugando con mi hermana a los karatecas, en la cama de mis padres, tuve la mala suerte de empujarla contra la estufa que estaba en un rincón de la pieza... y la pobre tuvo que partir de urgencia a la Clínica. Hasta el día de hoy tiene una cicatriz pequeña en la pierna derecha... y aprendí a nunca jugar cerca de una estufa... Buen blog... seguiré visitándolo.

3:08 p. m.  
Blogger Arturo Santanac said...

oye!

sé que es una huevada pero: me encantó el nombre de tu blog.

chaus.

4:28 p. m.  

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