viernes, agosto 25, 2006

Desde el infierno

Cuando llegué cerca de las 2 am. a la celebración de Examen de Título de la Morín y la Chandi me inquirieron por mi atraso; “Vengo del infierno” respondí y nadie lo podía entender. Así fue:

Por la llegada de mi hermanobrother, mi viejo nos invitó a comer a su casa. Días antes nos enteramos que habrían otros comensales en el evento, lo que no nos gustó nada. Uno de ellos estaba destinado a encontrarle trabajo a Cristián, lo que era una lata, sobre todo entendiendo así que para mi papá el año que estuvo afuera, fueron “vacaciones” y no una experiencia de crecimiento y perfeccionamiento del inglés.

Anyway, íbamos medios lateados y más encima yo no conocía a nadie de los que iba, así que partí bien piolita a los comentarios de estos cincuentones.

Poco a poco se fue mostrando este milico; de esos que uno imagina o de los que ha escuchado hablar, con discursos del tipo: hoy estamos donde estamos porque mi general hizo lo que tenía que hacer.

Ok... Ese tipo de comentarios ya lo había escuchado y por eso pasan de largo, pero hace tiempo que no conversaba con alguien tan flipeado como para decir “el problema no fue todos los hueones que mataron, sino que no los devolvieron, porque si están muertos, tienen que estar muertos” (y cito textual!!!)

A esas alturas yo ya no decía mucho, impactada imaginaba a este monstruo tomando represalias del tipo “a esa mujer yo la dejaría en pelota en la rotonda Macul, a ver cómo se las arregla”, como dijo sobre una ladrona.

No quería ahondar; lo había encarado en su machismo, en sus rígidas y absurdas leyes parentales y en su desdén al periodismo, que en reiteradas ocasiones sacó a la luz.

Ante esa clase de gente no se puede hacer mucho, la inconciencia no es algo que se transforme sólo con palabras, así que me dediqué a escuchar y construir personajes en mi mente para mis guiones.

Mientras una de las señora de estos hombres decía “esos (los delincuentes) no tienen arreglo, qué van a mejorar, yo pondría una bomba en esas poblaciones”, a lo que la otra respondía “si, y se reproducen como conejos, tal vez debieran esterilizarlos” mientras miraba hacia el horizonte soñando con su gran idea.

Cuando salimos (escapamos), comentamos lo freaky de la gente, y que el Manual de Carreño tiene algo de razón cuando dice que cierto tipo de gente no se puede mezclar; y claro, mi papá – otro uniformado- no lo leyó en su formación, como muchos otros libros que no leyeron los miles de uniformados del país y que se quedaron con las antiojeras que venían de regalo por entrar a la Instiución.

2 Comments:

Blogger elojonoincomoda said...

Lindura, te imaginé en un comida por ahí por los años 70.
Siniestro lo encontré y eso que sabes que yo precisamente roja no soy.

8:02 p. m.  
Blogger Matías said...

Es incríble que todabía quede gente que piensa así.
Bueno, lamentablemente no se puede estirilizar las ideas. (a propósito de malas ideas o ideales, pienso al tiro en nazis)

Saludos del sur

10:12 a. m.  

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