lunes, enero 15, 2007

Matchmaker

Ando de celestina total. Ultra efectiva. Todo comenzó poco antes de año nuevo, cuando hinché a la Anita para que se fuera con nosotros a pasar el año nuevo. Inconcientemente siempre supe que ella pegaba con el Kiwi, que es un pan de dios! Aunque también le podría haber hecho los puntos al FeDe, pero a él se lo pinchó alguien más, y ahí también fui yo la proveedora.

Poco antes, y quizá no gracias a mí, pero si porque yo estoy al medio, una gran amiga se pinchó a mi hermano, y no sólo por el rato, sino que se deleitaron por un par de meses. Nada mal.

La noche de año nuevo, le regalamos a la Morin uno de carne fresca. No sé cómo le habrá ido, porque como buena señorita es muy discreta, pero además ella tenía una deuda pendiente con el Ollie, un neozelandés que vino a visitarnos por un par de días y yo obvio que traté de juntarlos.

Rodrigo, mi amigo brasilero que vino a acompañarme en el año nuevo, tampoco se fue sin nada, testeo la carne chilena, y parece que le quedó gustando...

Pero mi mejor jugada la hice el viernes pasado, cuando en el cumpleaños del Pablo, con la Caracola, nos pusimos a conversar con un chico muy buena onda. Altiro sentí que había algo entre ellos, y cuando nos fuimos, le ofrecimos llevarlo aunque nosotras íbamos para otro lado. En el camino, decidimos seguir carretiando, pero a las 5 de la mañana ya estaba todo muriendo, asi que lo fuimos a dejar. Él muy amablemente nos invitó a su departamento de soltero.
Luego de varios vasos de agua, un par de cigarros y las risitas coquetas de ellos, nos fuimos. En el ascensor le pregunté a la Caroli si habia obtenido teléfono y ante la respuesta negativa se me ocurrió algo genial.

Cuando saliamos, le pedí un papel y un lápiz al conserje y anoté el celular de la Carola, sin nombre ni firma. Sólo el número. Mi amiga quería esconderse como avestruz, pero yo -que no tenía nada qué perder- le aseguraba que no era nada, que lo peor que podía pasar era que no la llamara y que no lo volviera a ver, y eso podía pasar con o sin ese mensajito. Si él estaba interesado y curioso, llamaría y así fue. El domingo Caracola recibió el llamado del psicólogo simpaticón y quedaron de verse esta semana.

Ojalá todo vaya como Kiwi con Anita, o como los otros, exceptuando lo de mi hermano, eso es otro cuento. Con estas cosas me convenzo que tengo un don de matchmaker y que de repente hay que arriesgarse un poco, o más que un poco...