lunes, diciembre 11, 2006

El jefecito

Hace un tiempo trabajé en un bar. Era tan chico que todos hacíamos de todo, y apesar de yo llevar poco tiempo ahí, un día me pusieron de cajera. No soy un balazo para las matemáticas, pero me defiendo, y como soy buena pobre me cuesta soltar la plata, así que confié plenamente en mis capacidades cuando me dieron la misión de la noche.

Cuando ya no quedaba nadie y estaban los otros garzones ordenando, llegó la hora de hacer la caja. El administrador de ese momento, Mr. R, era un treintañero bueno para la talla y medio jote. Como llevaba mucho más tiempo que yo, y era mi jefe de la jornada, las cosas que decía para mi eran "ley".

"Anda a cambiarte por mientras yo cuadro". Cuando volví me dice muy serio: "te faltan 32 mil pesos" a lo que yo exclamé ¡¿Qué?! con voz de horror. "Imposible, fui muy cuidadosa y yo sé que hago bien mi pega...nica". Es verdad, insistía él.

Me empecé a poner pálida porque, además de que se descontara de mi sueldo la plata, alguien podía haber metido mano cuando fui al baño, pero eran mis compañeritos, mis amigos... o tal vez tendría que asumir que me había condoreado. ¡No, a mi no me pasa eso con la plata!

Después de un martirizarme un rato y que todos estuvieran expectantes, Mr. R me dice: "No, si es broma!, asombradíma le tiro el chorizo 3w "¡¡¡¡¿¿¿Cómo, qué, por qué??!!!" y él muy vinchuca me dice "Es que quería verte nerviosa", ¿Y por qué?, lo increpo yo. "Es que cuando te pones nerviosa, se te infla el pecho y te crecen las tetas". Así, literalmente.

Furiosa, echo mi brazo para atrás y busco su cara, pero cuando iba en el camino, me arrepiento levemente y en un movimiento descoordinado aterrizo casi en su pelada. Mi cuerpo no lo había demostrado, pero mis "Quién te ha dado la confianza para hablarme así?!, Una cosa es hacerme una broma, de pésimo gusto, pero otra es que te pases de la raya y me faltes el respeto. Jamás
vuelvas a hablarme así, y de ahora en adelante estrictamente laboral" y bla, bla, bla como me sale siempre que estoy enojada, le hicieron ver lo mal que había estado, cuánto había errado, tanto que al día siguiente se acercó y me pidió disculpas a lo que yo respondí "Que parte del estrictamente laboral no entendiste?".

Al final, me terminó pidiendo disculpas hasta el dueño, y Mr. R nuevamente, pero ya nada contaba para mí. ¡Qué clase de loco desatinado le dice ese tipo de comentarios a una mina, y más encima a su empleada. Valor! ¿qué pensó que iba a pasar después de ese comentario? ¿que no le iba a llegar un cachuchazo?

Al final él se fue del bar, y eventualmente yo también. Pero así es como recuerdos mis inicios ahí, cuando me decían Candela, bautizada por él también. Pero esa es otra historia y el jefecito ya no se merece más líneas.

lunes, diciembre 04, 2006

Lazy Lizzard

El "Lazy Lizzard" es un bar que queda en la punta de una isla pequeña en el mar caribe. En la isla los zapatos rara vez se usan, sólo cuando la arena está muy caliente. El gorro es indispensable. La gente se moviliza a pie o en esos carritos de golf. La lancha para llevarte al continente pasa 3 veces al día, y hace un recorrido por todas las pequeñas islas al rededor. Una de ellas es la que inspiró a Madonna a escribir "La isla bonita".

Ésta es una zona de huracanes, por lo que la gente ya no construye grandes y amononadas casas, porque en cualquier momento puede volar. Pero todas están pintadas de colores, aunque deslavados por los años; las hamacas son públicas y a las 7, ya sin brisa, una plaga de mosquitous te hace chupete en 30 minutos y después se van.

El Lazy Lizzard está al final de la isla, que antes, no era la punta, sino una angustura, pero la fuerza de la naturaleza ha ido separando a estas siamesas.

Este es un bar de madera, verde, octagonal y con barra en toda su superficie. Rodeado de árena blanca y ambientado con música reggae. Sus japiagüer empiezan a las 11 de la mañana y terminan a las 5 de la tarde, y casi toda la gente del pueblo viene en algún minuto a echar la talla.

Todos son muy buena onda en la islita. Hay algunos que se quedan todo el día en el bar, y de ellos hay algunos jugosos del tipo que dice "Nice breast, may a I see them?"; y otros que son pura buena onda y que te invitan a fumar "hierbas del amazonas, que no es marihuana, y que aclarará tus pulmones para poder bucear". Por que si hay otra cosa que se puede hacer ahí es bucear, y no es necesario meterse muy adentro. Sino que si te alejas unos 300 metros de la playa, cuando el agua ha subido recién a tu cintura, puedes ver un poco más allá la barrera de corales donde viven infinitos peces de colores. Y si tienes suerte hasta una mantarraya puede pasar cerca tuyo.

Esta dinámica se repite varias veces al día, sobre todo luego de una cuba libre o una piña colada. Hasta que ya cansada del sol y de haber hecho varias veces lo mismo, decides nadar un poco más y cruzar a la otra isla y explorar un rato. A la vuelta te estará esperando fiel lazzy lizzard, aunque ya no con el happy, pero con unas alitas de pollo, un T-Bone o un pescadito a las brazas increíble.