lunes, julio 31, 2006

¿Pan o pedazo?

El nombre de este blog es más que una frase bonita, es una realidad. Hace ya mucho tiempo parte del unianecdotario fue publicado... y esta idea vuelve hoy para morderme.

Una semana atrás estaba dándole la lata a mi gran amigo Fede junto al mar sobre cómo mi vida estaba tan plana: no tengo pega, no tengo plata, no tengo perro ni quien me pestañee. Y así me sentía, realmente todo estaba opacado por la lata y la escualidez de los bolsillos.

¡¡Esos días cómo desee que todo cambiara y que alguna de las dos posibilidades lejanas de trabajo se volviera realidad!! El grisáceo Santiago no ayudaba mucho y la lluvía diluía mis esperanzas.

El martes me citaron a la segunda entrevista para esta organización sin fines de lucro. Si después del Rochard me llamaron no debo estar tan mal, pensé, y partí no muy segura de mí.

Nada quedó claro, pero a la salida tengo un mensaje en el celular de la otra agencia donde estaba postulando, la que tras 3 entrevistas no me había asegurado nada aún.

Me "tomé" la tarde y no pensé en devolver el llamado, pero ellos lo intentaron de nuevo. Alo? Gabriela, puedes empezar el lunes?

- Oh! si, claro. Oh, que fe... Eh, sabes si, te digo que si, pero tengo otra entrevista mañana, pero les tengo una propuesta...

Voy a la tercera -si, tercera- entrevista en esta organización misteriosa y hacemos buenas migas con mi entrevistador. Sus hijas, los viajes y hasta la gastronomía salen a colación. Pero la decisión se tomaría después, "la próxima semana, seguro sabremos".

Segundos, minutos y horas, largas horas, pensando en qué era lo que realmente quería: un trabajo en una agencia en el área que más me gusta con jornada completa o media jornada en un terreno por explorar por la misma plata. Me imaginé los dos escenarios y no pude decidirme, quería ambos y los desee.

Muy proactivamente partí donde mi nueva jefa a proponerle una forma en que yo pudiera hacer los dos trabajos si es que me resultaba el otro.

Especulaciones vienen y van y pero ninguna noticia certera de number 2. Así que llamé a la agencia para confirmar mi arrivo el día lunes. Corto y acto seguido me llama la niña headhunter para decirme: eres la elegida.

Emoción, qué emoción! Luego de analizar profusamente la realidad me di cuenta que tenía que optar. Debo ser profesional, no soy superman.

Fue tremendo y la Amy -que me acompañó todo el rato- tenía razón "qué lástima que una noticia tan buena esté opacada por la dificil decisión". La verdad me costó mucho porque el tema de la plata y la libertad de la media jornada no es nada menor, pero por otro lado la agencia es un lugar en el que realmente quería estar. Y quedé!

Luego de horas sin saber qué hacer, asumí que debía renunciar a una. Fui y di la cara.

Con el corazón medio roto por haber elegido la visión ingenieril, pero lleno por otro lado por haberme mantenido firme en mi política antipituto que mis familiares trataban de echar a bajo, empecé mi último fin de semana de cesantía.

Ahora tengo pega, a fin de mes tendré plata con la que me compraré un perro y ya reanimaré el pestañeo.

sábado, julio 15, 2006

Annoying and disgusting habits in the city

1. Me carga el olor a pipí en la calle
2. Me carga que la gente escupa en la vía pública
3. Me carga cuando recién puesta la verde la gente empiza a tocar la bocina
4. Me carga que la gente tire el envoltorio de las golosinas al suelo
5. Me carga que no se respeten los cruces peatonales

viernes, julio 07, 2006

El tesoro de papel

A veces la imaginación se potencia y desborda. Con ciertos estímulos se me ocurren cosas re buenas. Me pasa en carretes, pero en ellos, nunca se puede retener.

Estaba aburrida de nunca acordarme de las ideas completas o incluso decir ¿qué fue lo tan bueno que se me ocurrió anoche? No sabía qué hacer; estaba derrochando grandes ideas. Así que lo comenté con unos amigos, y uno de ellos me dijo: Anótalo, cuando se te ocurra algo, anda y anótalo!

Me costó integrarlo, porque nunca quería perder la interacción de los carretes y tampoco quería ser la perna que sacaba su libretita y anotaba algo, que a más de alguno intrigaría; y también como son ideas en bruto, no me gusta revelarlas. Me costó pero me lo metí en la cabeza: anótalo, anótalo, anótalo!

Tiempo después estaba en un carrete y mi mente estaba a full: ideas e imagenes geniales; me estaba casi ahogando con tanta cosa en la cabeza. Y me acordé de lo que había dicho mi amigo. Decididamente me paré y fui a la pieza en la que alojaba yo, me demoré en encontrar un papel y a media luz escribí con frenesí. Volví al carrete con mi mente satisfecha.

Al día siguiente y con una caña de todo tipo no menor, repentinamente me cordé de dicha acción. Emocionada partí en busca de mis pantalones en cuyo bolsillo estaba el tesoro. Ansiosa abrí el papel y casi me muero cuando en un mal cortado pedazo de cuaderno estaba escrito: ANÓTALO!

lunes, julio 03, 2006

Anger Control Management

En la puerta de la cocina de mi casa a la altura de un metro veinte más menos hay un orificio redondo que lleva años ahí. Cuando era más pequeña tenía serios problemas de control de emociones.

Una vez estaba peleando con mi hermano y él se fue en la mitad de la discusión y me dejó hablando sola, lo que yo catalogué como un agravio de proporciones. Se fue camiando tranquilamente a su pieza y yo fui corriendo a la cocina, agarré una escoba y partí tras él a hacerme escuchar bajo cualquier circunstancia. Cuando voy alcanzándolo, él entra a su pieza y me cierra la puerta en la cara y el palo de escoba que estaba destinado a su cabeza terminó perforando la puerta.

Atónito por el ruido abre la puerta y ve mi cara de estupefacta. Algo se había apoderado de mi y recién despabilaba. Mi mamá se preocupó muchísimo por mi reacción y decidió nunca cambiar esa puerta para que yo cada vez que la viera recordara a donde mi ira descontrolada me podía llevar. Incluso la puerta sobrevivió a la remodelación de la casa y mi vieja dictaminó que debía ser en un lugar incluso más concurrido. Así que ahora cada vez que entro a la cocina me rio avergonzadamente por dentro.